José Miguel a pesar de estar divorciado quería ser un buen padre. Tenía perfectamente claro lo que le dijo la Jueza en la Sentencia: dentro de los cinco primeros días de cada mes tendría que pagar a la madre 300 euros en concepto de pensión alimenticia para los hijos.
El único defecto que tenía José Miguel es que a él le gustaba ver como sus hijos disfrutaban comiendo. Porque eso le hacía feliz, tremendamente feliz. Así que empezó a ingresar menos cantidad todos los meses y a llevarse a los hijos los fines de semana que le correspondía a buenos restaurantes.
Ver a ese padre orgulloso con sus hijos en el restaurante pidiendo al camarero !Lo mejor que tengan para mis niños!, era la envidia de todos.
Nos imaginamos que los niños se lo pasarían bien, el problema es que esto cabreaba un poco a la madre. Bueno, un poco no, bastante.
Qué pasó con el tiempo. Pues que la madre puso una denuncia penal porque José Miguel no pagaba la pensión a pesar de que tenía medios económicos. Se hacia constar en la denuncia que “el padre lleva a los hijos a restaurantes a comer marisco y chuletón, y se regodea diciéndoles que esto no os lo da vuestra madre“.
Nos imaginamos que en el juicio el padre diría que la cuestión es que los hijos coman, que más da si es en casa de la madre o en un restaurante, y que sin duda, al marisco y al chuletón le dan mejor punto en el restaurante. Vamos, que estaba cumpliendo su obligación alimenticia con nota.
Como era de esperar el Juez de lo Penal le condenó por el impago de la pensión.
Otros padres, no llevan a sus hijos a restaurantes, pero se presentan a primero de mes en la vivienda familiar con un montón de bolsas de Carrefour con la compra del mes, no vaya a ser que la madre se lo gaste en otra cosa.
Pues nada, si estos padres se sienten felices de esta forma que sigan así, pero que dentro de los cinco primeros días de cada mes ingresen la totalidad de la pensión en la cuenta de la madre, porque si no el chuletón se les puede hacer muy pesado.