Se deja sin efecto la custodia compartida. La hija, de 12 años, somatiza el mal ambiente familiar y se ve más afectada por los correctivos desproporcionados del padre, que en ocasiones se ha mostrado violento o les dirige insultos. Si la relación con la madre es más afectuosa que con el padre, entendemos que es el momento de adoptar un cambio que puede mejorar el equilibro de la hija. Que la madre sea más permisiva en orden a los estudios, no puede ser un obstáculo pues sobre el progreso académico debe primar el bienestar emocional de los hijos, el que vivan mas felices, mejor adaptados a su medio, más seguros, porque eso sin duda contribuirá a mejorar el rendimiento escolar.
El Tribunal Supremo no ha admitido a trámite el recurso de casación interpuesto por el padre contra la sentencia.