El móvil se ha instalado en nuestras vidas. Para muchos sería impensable poder vivir sin él. La experiencia vivida por algunos que perdieron el móvil sin tener una copia de seguridad de los datos no se puede desear ni al peor de nuestros enemigos.
En estas pasadas navidades circuló por la red el mensaje “En la cena de navidad, ¿el móvil va a la derecha o a la izquierda del plato?”. No pasará mucho tiempo para que se ponga de moda el “inhibidor paterno de móviles” que permitirá compartir la mesa manteniendo una conversación distendida sin estar pendiente de los whatsapp.
Cuando dos personas se conocen y ambos quieren seguir viéndose, lo primero que hacen es darse el número de móvil. Si la cosa funciona, los mensajes a primera hora de la mañana o a última hora de la noche, o a las tres de la mañana, harán que el corazón empiece a latir más deprisa. Luego se inundará el día de mensajes, de whatsapp, de fotos, de videos para contarse lo que hacen en cada momento.
Pero a veces, aparece un tercer contacto en el móvil, y las llamadas y los mensajes se multiplican, siempre con la precaución de ir borrando las llamadas y mensajes entrantes y salientes. Pero como muchos “no están en lo que están”, todo se descubre y el móvil pasa a ser el testigo de cargo. ¿Quién es él? o ¿Quién es ella? ¿Por qué me has mirado mi móvil? ¿No es lo que tu te crees?
El móvil también sirve para romper la relación, cuántos han dejado a su pareja mediante un mensaje en el móvil. Indudablemente es más fácil enviar un whatsapp que enfrentarse cara a cara y dar explicaciones.
El móvil también ha contribuido a declarar paternidades. Dos personas que tienen una relación dejan un rastro constante y luego es difícil dar una explicación razonable del texto de un mensaje o de una foto conjunta. La AP Málaga, Sec. 6.ª, en su Sentencia de 27 de mayo de 2010 decía que “Las facturas de telefonía aportadas por la demandante, no negándose de adverso que el número de teléfono al que se llamaba pertenecía al demandado, acreditan las numerosas llamadas efectuadas por la demandante a dicho número móvil acreditando que se mantienen conversaciones de corta duración pero realizadas en períodos comprendidos antes y después del nacimiento del menor, indicios de que entre los litigantes hubo algo más que esa relación de vecindad y amistad que alega el demandado”. Igualmente el móvil ha sido la vía utilizada para comunicarle al marido que no es el padre. El Tribunal Supremo en su Sentencia de 20 de febrero de 2012 declaró que “El inicio del plazo a efectos de caducidad de la acción de impugnación de la filiación paterna matrimonial debe situarse en el momento en el que la madre comunica por un mensaje de móvil que su ex marido no era el padre y que se hiciese las pruebas de paternidad”.
También ha servido el móvil para condenar penalmente a su propietario. La AP Cantabria, Sec. 1.ª, en su Sentencia de 5 de septiembre de 2012 condenó al ex esposo por una falta de injurias al enviar a su ex esposa un mensaje en el móvil con expresiones que, conjuntamente consideradas, suponen un claro menosprecio a la persona y actuación profesional del letrado de la ex esposa, y es que le dijo: “Vaya, el abogado borrachín debe estar dictando…seguro que huele a chorizo de pueblo. Fabada y vino del barato”
La AP Castellón de la Plana, Sec. 2.ª, en su Sentencia de 9 de marzo de 2012 entendió que no constituía un delito de coacciones los mensajes de móvil enviados por su ex pareja en tono cariñoso y de añoranza. Cuando los mensajes no son tan cariñosos y hacen referencia a la relación que la ex tiene con una tercera persona, como es de esperar viene la condena penal. La AP Almería, Sec. 3.ª, en su Sentencia de 13 de octubre de 2009 declaró probado que el acusado remitió mensajes intimidatorios a su ex pareja desde su terminal móvil y le condenó por un delito de amenazas a la pena de 6 meses de prisión.
La AP Murcia, Sec. 3.ª, en su Sentencia de 23 de julio de 2009 condenó al ex a un año de prisión por quebrantar la prohibición de acercamiento mandando a la ex esposa mensajes de texto desde el teléfono móvil. En cambio, la AP Córdoba, Sec. 1.ª, en Sentencia de 31 de mayo de 2006 absolvió al ex del delito de quebrantamiento de medida cautelar, cuando aún estando vigente la prohibición de comunicación con su esposa, le envió un mensaje al móvil diciéndole “felicidades” con motivo de su cumpleaños. La conducta de la víctima pudo justificar el referido mensaje, generando en su pareja un “error de prohibición”, pues con anterioridad ella contestó a otro mensaje dándole la gracias al esposo y deseándole una pronta recuperación. Si la propia víctima propició el actuar del esposo, y además no tuvo el más mínimo sentimiento de inseguridad, no cabe apreciar la conducta típica.
En el caso enjuiciado por la AP Madrid, Sec. 27.ª, en su sentencia de 30 de junio de 2009, todo fue dramático. Se condenó al compañero sentimental por un delito de asesinato y otro de descubrimiento de secretos por matar a su pareja e interceptar sus comunicaciones accediendo sin permiso a su móvil y correo electrónico para constatar supuestas infidelidades.
Lo de los niños y el móvil no tiene nombre. No hay padre que se resista a las presiones del hijo para que le compre el móvil. Por que hoy, los chavales quedan por el móvil y si no estás en el grupo del whatsapp es que no estás en el mundo. Vamos que el niño sin móvil ni se entera de la hora y lugar que quedan los amigos. Al padre se le convence fácilmente diciéndole que así podrá hablar en cualquier momento con el hijo y sabrá donde está. Error. En los momentos importantes (cuando el hijo se retrasa más de la cuenta) si el padre llama al niño sale la voz “teléfono apagado o fuera de cobertura“.
Un padre contaba amargamente como el hijo dejó de ir a su casa porque durante el último fin de semana que pasó con él se le ocurrió decirle a las doce de la noche que el móvil había que apagarlo, y como a las doce y media seguía tecleando, se lo quitó. Que torpeza limitar los derechos del menor, aunque solo tenga doce años. Es que no sabe el padre que con doce años se puede ir al juzgado y contarle al Juez con qué padre prefiere vivir. Aunque no se lo crean, ya han pasado más de seis meses y el padre ha tenido que acudir al juzgado para que se reanude la relación paterno filial, porque tras “el incidente” el chico ya no quiso poner los pies en casa de su padre. La madre se mantenía al margen diciendo que son cosas entre ellos.
También hay padres enganchados al móvil que quieren estar permanente en contacto con el hijo, e insisten en el momento de fijarse el régimen de visitas en esa comunicación telefónica. En cierta ocasión, como en la sentencia se acordó que el padre podría comunicar diariamente con el hijo entre las 19 y las 20’30 horas, interpretó literalmente la resolución judicial y todos los días durante una hora y media pretendía estar hablando por teléfono con su hijo. Esto es lo peor para fomentar la relación paterno filial. En el caso que enjuició la AP Madrid, Sec. 22.ª, en su Sentencia de 17 de septiembre de 2013, el padre solicitó la ampliación del régimen visitas en el sentido de que se le permitiese facilitar a la hija un móvil para poder contactar con ella sin que la madre lo impidiese pero, con buen criterio, la Audiencia no accedió a la petición al entender que no era adecuado, por la edad de la menor, que dispusiese de un teléfono móvil al margen de todo control de la madre encargada de su cuidado cotidiano.
Luego están los padres que no llaman por teléfono a los hijos. La AP Lleida, Sec. 2.ª, en su Sentencia de 12 de julio de 2012 concluyó que desde que el padre se marchó a Madrid sólo ha telefoneado dos veces a su hijo evidenciando así el poco interés en mantener la relación paterno-filial, por lo que teniendo el menor 16 años, es procedente no establecer un régimen concreto de visitas.
¿Y quién paga la factura del móvil del niño? La AP Madrid, Sec. 22.ª, en su Auto de 19 de diciembre de 2011 desestimó la demanda de ejecución en la que el padre reclamaba a la madre el 50 % del gasto del teléfono móvil dado que la madre no intervino en la contratación y se desconoce quien ha sido el usuario real del servicio pues al parecer el padre sólo dejaba el móvil al hijo en determinadas ocasiones.
A veces no se ha dado la custodia compartida (como el caso que conoció la AP Cuenca, Sec. 1.ª, Sentencia de 24 de julio de 2012) por no existir comunicación entre los progenitores que se limitan a enviarse mensajes por móvil. Y en otras no se ha accedido al cambio de custodia pues el verdadero motivo que incitaba a los hijos a trasladarse a convivir con el padre era que con él tenían a su disposición una motocicleta, un teléfono móvil para cada uno de ellos y dinero para sus gastos inmediatos (AP Asturias, Sec. 1.ª, Sentencia de 1 de octubre de 2009).
Los abuelos tampoco se libran. Más de uno ha regalado estas navidades un Ipad a su hijo/a para a través de Facetime (video llamada) ver permanentemente lo que hace el nieto. Vamos que quiere una especie de “Gran Hermano” con el nieto. Como esto no suele gustar a los yernos/nueras, pronto aparecen los problemas de la wifi y se corta la conexión.
¿Qué sería de nosotros si no hubiese teléfonos móviles? Hay que ver lo que sufren algunos cuando no tienen conexión. El problema es que olvidan que lo que nos tiene que preocupar, como decía José Mercé, es tener el corazón “apagao o fuera de cobertura”.