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Un cuento de Navidad.
Dedicado a los niños secuestrados dentro y fuera de España
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José Luis Sariego Morillo.
Abogado.
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Capítulo Primero
Odile tiene nueve años, y no entiende muy bien por qué los mayores hacen lo que hacen, por qué mamá y papá no se hablan, y por qué mamá la trajo a España a vivir, alejándola de su amiga Francisca, a la que echa mucho de menos.
Su hermano, el pequeño y pesado de Jacques está cada día peor, se porta muy mal, y se enfada porque no entiende bien el español. Además tampoco entiende por qué le dicen “franchute” en el cole, pero sabe que no le gusta.
Odile piensa que Jacques echa de menos jugar con sus amigos en la plaza del pueblo y también ir a comprar a la esquina, dulces de chocolate de Madame Couqué o simplemente oler el aroma de los buñuelos cuando pasaba cada mañana por la tienda, cuando iba a colegio con su papá.
Hace unos meses, Odile llegó a casa del colegio y mamá le dijo que se montara en el coche que se iban a ver a los abuelos a España, y que se iban de vacaciones. Ella no entendía nada. Porque ella ya es una niña mayor y sabía que iban a ver a los abuelos Paco y Ana pero que para eso quedaban dos meses.
Llegaron a la ciudad española donde viven su abuelos, y ahora ella tiene que dormir en una litera en un cuarto con Jacques, y además ha empezado a ir un colegio en donde no conoce a nadie. Se siente extraña, sobre todo cuando las compañeras de clase le preguntan que porqué ha venido a España a vivir, y a qué se dedica su padre, y en dónde trabaja y todas esas cosas, que la hacen sentirse incómoda, porque ella no sabe qué ha pasado, y ella no sabe mentir.
A veces por las noches piensa: porqué su papá les ha abandonado, y porqué ni siquiera la llama a ella y a su mamá y a Jacques por teléfono. A veces se siente enfadada con mamá, pero también con papá, que ha desparecido. De vez en cuando, oye desde su cuarto a su madre y a la abuela Ana hablar de papá, de dinero y de la su casa en Francia.
Hablan de una tal Maribel que le dice a su madre que no se preocupe, y un día se enteró que era una abogada, que aunque Odile no sabe muy bien qué es, pero recuerda haber visto en la tele a un abogado vestido de negro, en una serie.
Odile no entiende nada, ya que cada vez que pregunta a su madre cuando van a volver a casa, nunca le responde nada, sino que la deje en paz, y con un “ya veremos, cuando”.
Su madre ni tan siquiera habla en francés con ella, y Odile no entiende qué pasa. Jacques mientras tanto sigue portándose cada día peor. No soporta estar metido en un piso todo el día, y además se empeña en ir a comprar dulces de chocolate con papá, y mamá lo castiga en el cuarto cada vez.
Quedan diez días para Nochebuena, y Odile echa de menos a su padre, que cada año se disfraza de papá Noël, y aparece en casa con regalos para todos los que vienen a cenar a casa. Ella ya es mayor y ya sabe que ese Papá Noël era su padre disfrazado, pero Jacques no lo sabe aún. Se va a la cama pensando que ojalá este año, papá aparezca la Nochebuena disfrazado, como siempre, con regalos para todos. Y luego reírse, cantar villancicos y salir a la Iglesia del Pueblo, para ir a la misa del Gallo, que aunque ellos no van a misa normalmente, pero la Nochebuena es especial en el pueblo y además Odile canta con el coro del colegio cada año.
Capitulo segundo
Odile está triste, y Jacques sigue dando la paliza. Ya están de vacaciones de navidad y ha pasado la Nochebuena. Mamá y los abuelos prepararon una cena especial, y estuvieron viendo la tele un rato, hasta que fueron a la cama. Jacques dio la nota, ya que no paró de preguntar por los buñuelos de Madame Couqué.
Mamá incluso ha aprovechado las vacaciones, para decirles a Jacques y a Odile, que no van a volver a casa y que se quedan a vivir en España. Le dice a Odile que ya tendrá nuevas amigas, y todo eso. Y que papá vendrá cualquier día a verlos.
Pero hace unos días, Llegaron a casa de los abuelos unos policías con papá. Odile no entendía nada. Mamá y los abuelos gritaban a los policías, pero estos los agarraban y papá estaba al lado de un coche, donde metió a Odile y a Jacques.
Papá les apretaba y los abrazaba tan fuerte que les hacía daño. Jacques lloraba y gritaba mamá, y Odile no entendía qué pasaba. Desde el coche, fueron a la estación de trenes y se quedaron dormidos mucho tiempo.
Capítulo Tercero
Odile tiene quince años y Jacques ya es un “cochon pre-adolescent”, y sigue siendo muy pesado. Odile y Jacques van a ver su mamá y a los abuelos varias veces al año a España, y es papá quién los lleva en coche.
Odile nunca entendió por qué mamá los llevo lejos de casa, sólo porque ella decía que papá era malo, si ella nunca vio nada malo en casa. Alguna vez, si alguien gritaba, ésa siempre era mamá. Ella nunca entendió nada de lo ocurrido: papá nunca le ha dicho nada, sólo que les echó mucho de menos, en aquella ocasión.
Pero Odile, está ahora en casa, con el pesado de Jacques, y con su padre, y se sienten bien. Ya no hay gritos, y su mama está mejor, sobre todo la última que la vieron en España y les presentó a su novio Juan, un tío muy divertido y calvo.
Odile, se siente bien, y todo es seguro. Sólo le preocupa una cosa: que su amiga Francisca le ha comentado que sus padres se van a divorciar, y Odile tiene miedo que la madre de Francisca se la lleve lejos.
Y esta Navidad, comerán buñuelos de la tienda de Madame Couqué y, aunque Jacques ya es mayor, el papá de Odiel se volverá a disfrazar de Papá Noël, y traerá regalos a los primos, y demás que vienen a cenar a casa. Y como siempre, se reirán mucho con él. Y luego, se irán a cantar a la Iglesia, aquello de: “noche de paz, noche de amor”.