Cuando existe un conflicto mantenido en el tiempo, resulta imposible llegar a saber el origen del conflicto y la responsabilidad que cada progenitor puede tener en este resultado. No es tan sencillo concluir que la madre es la única que ha impedido el cumplimiento del régimen de visitas. El mantenimiento del régimen de visitas, sin un apoyo terapéutico que ayude a los progenitores y a la niña a superar el conflicto, hace que el mismo evolucione en una espiral de conflictividad que perjudica a la menor.
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